Imposible Reiki


(Después de la charla sobre gramatología, una alumna a otro)

-         Ehhh, hola ¿Puedo hablar contigo un momento?
-         Sí, claro, ¿Qué ocurre?
-         ¿Podríamos hablar en privado?

(Al final del pasillo)

-         He estado observándote durante toda la charla y bueno, te sale una luz amarilla de la espalda.
-         ¿Cómo?
-         Me refiero a que he visto tu aura durante la ponencia.
-       ¿Amarilla?
-         Sí.
-         No sé qué decir. ¿Sería mejor que fuese de otro color?
-         Bueno, ¿por qué no vienes con Paula y conmigo después de esta clase y te damos un masaje? Pareces tenso.
-         Eh, bueno, yo, la verdad, sí, por qué no.

(En la hierba)

-         Quítate la camisa y los zapatos.
-         Ah, uh, de acuerdo.
-         Túmbate.

(Comienzan a masajear y a imponer las cuatro manos sobre él)

-         ¿Cuando sacudís las manos es para descargar la energía negativa que sobra, no?
-         Calla. Cierra los ojos.
-         Ehem, uhum. De acuerdo.
-         Pediremos el color azul para ti. Relájate.
-         Amarillo y azul es verde ¿no?

(Abre los ojos después de unos minutos y ve un águila imperial cruzar el cielo)

-         Creo que voy a llorar.
-         Llora.
-         No he estado pasando un momento muy dulce últimamente.
-         Ahora impondremos nuestras manos sobre tus rodillas para que refuerces la seguridad en ti mismo.
-         Ok, perfecto, gracias. ¿Qué tal un masaje en los pies?
-         ¿Tienes problemas de estómago?
-     Ayer me comí un yogurt pasado de fecha, con miel.

(Suena la campana que señala el comienzo de una nueva ponencia en esta ocasión en torno a la figura de Emmanuel Lévinas).

(Ellas entran, sonriéndole. Él permanece tumbado, más relajado, más seguro, más ligero y esperando feliz la posibilidad de que vuelva a cruzarse volando ante sus ojos el mismo águila).

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