Máscara (Los diamantes también son el mejor amigo de los hombres)

Joserra y Marc acordaron en reunirse en casa del primero para concretar el Plan. Se habían conocido hace unos días cuando se sacaron las navajas mientras deambulaban por el polígono industrial. Ya habían decidido qué hora sería la H, qué coche C utilizarían para el alunizaje y qué joyería J robarían. Sólo les quedaba por acordar algunos pormenores p. Después de varios güisquis solos, Joserra le abrió su corazón a Marc tanto como se le puede abrir a alguien con quién decides cometer un robo (completamente y asumiendo todas las consecuencias). Marc asumió de forma natural que Joserra quisiera utilizar una careta de Greta Garbo para el robo, y estuvo de acuerdo, y él utilizaría  la de Marlene Dietrich.

Esa noche todo salió a la perfección: Greta y Marlene estaban estupendas vestidas de negro de pies a cabeza. Dentro del coche robado se miraron lánguida y misteriosamente y realizaron un alunizaje perfecto y elegante. Se apresuraron a robar las mejores piezas y volvieron a casa derrapando, abandonando el Ford F en el descampado D y cargando con los sacos llenos hasta casa.

Pero esa madrugada, rodeado de gargantillas de rubíes y cafés solos, Joserra asumió sin sorpresa que Marc quisiera probarse una de los collares de diamantes frente al espejo.

Joserra se acercó sigilosamente a él con una corona de amatistas estilo Luis XIV y le entregó unas pulseras de zafiros y oro blanco para que se las pusiera.

Se desnudaron completamente, dejando las alhajas sobre sus cuerpos llenos de marcas,  heridos por arma blanca desde la infancia. Se hicieron fotos que quedaron cegadas por la combinación del flash sobre las piedras preciosas. Apagaron las luces y se dijeron tres veces Elisabeth Taylor. Rieron.

Nadie los vio, pero el choque de las joyas produjo un tintineo que delataba que se besaban en la oscuridad.
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