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¿Qué tal el violín?
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Muy bien, pero lo he dejado en casa.
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He pensado tantas veces en ti.
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¿En serio?
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Sí, desde que me rechazaste aquel día.
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Lo siento.
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No me importó, la verdad es que ni siquiera lo recuerdo
bien.
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(…)
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(…)
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Sabes, este sitio está lleno de gente malvada.
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¿Sí?
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Han robado la chaqueta a mi amiga.
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¡Oh!
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Y acaban de decirme que no se me ocurriera tocarles.
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No merecen la pena.
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En realidad, aquel día me gustaste porque me pareciste
muy británico.
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Gracias.
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Y me gustó mucho la chaqueta que llevabas puesta.
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Gracias.
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Mis padres dicen que mi chaqueta es como un saco de
patatas.
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Gracias.
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¿Podrías darme un abrazo?
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