Chándal (oveja negra)

"Chándal" (oveja negra) Siempre me ha gustado la moda y siempre me gustará. Unos dicen que es un arte, otros que expresamos a los demás a través de cómo nos vestimos cómo somos, otros que es importante simplemente porque es funcional y nos protege el cuerpo, y otros aunque pasen de ella y vistan en contra de las tendencias, la utilizan para manifestar que están en contra. La tercera vez que fui consciente de que me divertía fue cuando de preadolescente me encajaba las doctor Martins en mi informe de BoyScout, la segunda cuando impuse que si no tenía unos zapatitos de charol negros con cordones no hacía la Comunión y la primera cuando con 6 años tuve mi primer chándal, o al menos recuerdo que fue el primer chándal que adoré y que ahora recuerdo. Era azul cobalto y en la parte del pecho estaba estampada una secuencia de ovejas blancas y una negra. Me encantaba. Me sentía diferente, cómodo y elegante. Supongo que creía que de aquel grupo, yo era la oveja negra. Cuando íbamos al campo, me visualizo corriendo solo, subiéndome a las peñas, disfrutando del silencio o simplemente del ruido de la fricción del pantalón de chándal contra las plantas, evitando las orugas. Para mí esas carrerillas eran excitantes e importantes y me sentía por primera vez libre. Luego volvía a la barbacoa, exhausto y asalvajado, sin que ningún miembro de mi familia supiera el trance existencialista que acaba de vivir. Yo simplemente agarraba mi bocadillo de panceta y lo devoraba. Siempre me ha gustado la moda, y también escribir y pintar desde pequeño. Nunca olvidaré también otro de mis grandes momentos de estilismo: cuando vinieron a grabar el programa de los Gallifantes a mi cole y me escogieron y tuve que describir que era para mí "un abuelo", "un avión" y "un helado" ataviado con mi segundo look favorito: una sudadera con todos los personajes de Peanuts, en el que yo por supuesto, era Snoopy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario