Telequinesia

La olla explota. Los perros ladran fuera y la televisión se apaga cuando los cajones se abren y cierran. El jarrón cae añicos, mis pelos se erizan y la electricidad de mi cuerpo se adhiere al sillón que comienza a girar y me coloca frente a la ventana donde el pájaro posado cae abatido. Al aire es atrapado por el halcón. Las farolas se encienden, las primeras gotas de lluvia caen destiñendo la ropa colgada. Por el peso, las pinzas que sujetan las prendas saltan y me dan en los ojos. Grito y el vaso explota y la leche mancha la alfombra. El gato se acerca a beberla y vomita al ratón que se resguarda en uno de mis zapatos que anda ahora arrastrándose solo, chocando con otros zapatos, los tuyos, que dirigen mi mirada a tu cinturón que estalla y luego a tus ojos, que me observan estupefactos.

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