"Ni un solo swifty ha perturbado mi sueño"

Vivo muy cerca del Bernabéu, pero justo al cruzar una de las esquinas, al fondo a la derecha, como cuando preguntas por el cuarto de baño en un restaurante, pero de aquellos en los que no sabes cómo activar los grifos, modernos, o muy modernos. De hecho he dormido mejor que nunca. Supongo que porque todo el espectáculo se concentraba allí. Me había preparado psicológicamente. Había revisado algunas de sus canciones, porque así, al menos, podría tararearlas entre sueños. No me gusta como viste. Eso es más horripilante que el ruido ensordecedor. Me molesta, porque tiene mucho dinero, y se demuestra, en ella, que el dinero no da el estilo. Es sólo una opinión. Yo guardo como oro en paño un chaleco vintage de Versace y nunca me lo pongo por no estropearlo. Eso es peor. Lo que realmente me atormentaba era el merodeo de miles de fans bajo la ventana. Todos hemos tenido doce años. Me enternece tanta pasión acompañada de sus padres. Pero uno quiere dormir. Pero ninguna niña de doce años anda de discoteca después de los conciertos. Quizás los padres. Iba a aprovechar esos dos días para tener las ojeras perfectas de artista atormentado o de modelo de Prada. Pero no ha sido así. Ando lozano, tranquilo, en el interior de mi estudio escuchando Smashing Pumpkins. Este pequeño texto es un alegato a favor de Taylor Swift. Agradezco no tener tanto dinero como para alquilar algo en frente del estadio, y además, no intentar vestir como un domador de leones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario