Mensaje en una botella

Nunca me había pasado ésto. Siempre hay una primera vez para una primera vez.Tuve el océano de la playa para mí sólo. Ni un sólo alma estaba dentro del mar. ¿Los peces tienen alma? Había bandera verde, tampoco era tan temprano, el color del agua estaba tornando progresivamente a turquesa. ¡Yo soy friolero! ¡Ni mi hermana sirena se atrevió! El agua estaba buenísima, un poco fría, lo justo, perfecta. En el equilibrio está la virtud. Y en las frases hechas. Y en los clichés a veces. Los pocos estaban en la arena, abrigados. En verano vestimos muy mal. Con el calor somos más elegantes desnudos. ¿Qué me quería decir el mar? ¿Quería jugar conmigo? Yo si con él. Las olas de acantilado a acantilado exclusivamente para mí, erosionando y exfoliando mi cuerpo como una piedra que quedaría elegante como pisapapeles. Nadé a crol, a rana. Me hice el muerto. Con esa visión del cielo en horizontal acompañado de una especie de silencio absoluto fui feliz por un instante. No pensé en castillos de arena, no pensé en crema solar, ni en cometas, ni en tiburones, ni en Magnums de chocolate almendrados. Era una botella a la deriva con un poema de vísceras dentro. Era como estar en la barriga de mi madre, y ella, era como el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario